Pero, ¿es posible que lo mío tenga remedio?

Sí, tenemos la capacidad de recuperarnos después de un gran sufrimiento. El exterior no cambia objetivamente pero sí la forma de vivirlo. Además, gracias a la resiliencia, podemos transformar el daño en potentes cualidades benéficas para todos.
La expresión “lo mío (o lo suyo) no tiene remedio o no tiene cura” la escuchamos con frecuencia. También para qué ir al psicólogo si nada va a cambiar. Con ella se hace referencia a una sensación de que los problemas o los daños son irreversibles y que no se puede recuperar lo perdido, la sensación de bienestar anterior, la normalidad… el sufrimiento es demasiado intenso para poder sentir alivio.

En Psicología conocemos el fenómeno de la resiliencia que consiste en la posible recuperación psicológica de la persona después de haber sufrido una situación traumática; incluidas las más difíciles como el internamiento en un campo de concentración. 

Esta capacidad es parte de cada uno de nosotros. Lo importante es tener confianza en nosotros mismos. Si no existe posibilidad de cambiar la realidad externa, sí podemos vivirla internamente de otra manera.

El psicoterapeuta o el psicoanalista actuarán como una levadura o catalizador para hacer posible que las capacidades de la persona salgan a la luz y así transformar la debilidad en fortaleza. El bienestar y la felicidad están en juego y las tenemos al alcance de nuestra mano.

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