resolución de conflictos
Encauzar la oportunidad
Los conflictos son una oportunidad para el crecimiento. El conflicto podemos sentirlo dentro de uno mismo o con otras personas o situaciones. En los momentos de no saber cómo salir del atolladero, la ayuda del terapeuta es necesaria para clarificar, aceptar y acoger los deseos enfrentados.
Los conflictos son el dinamismo de la vida. Allá donde pongamos nuestra mirada podemos ver los momentos en los que tuvimos que enfrentarnos a diferentes dilemas.
Cuando el problema es con algo o alguien externo a nosotros tenemos la tendencia a pensar que si ocurriese lo que queremos sería la mejor solución. En realidad es importante escuchar, conocer la posición del otro, saber cuáles son sus límites. A su vez poder mantener los nuestros, una vez que los tenemos claros, nos permite realizar una negociación y llegar a acuerdos beneficiosos para todas las partes.
Con los conflictos internos es muy diferente. A veces anhelamos algo pero entendemos que no es conveniente, por cualquier motivo, llevarlo a cabo; y aquí ya se nos plantea el problema ¿qué hacer? ¿lo que queremos o lo que debemos? O, más difícil todavía, podemos desear a la vez una cosa y su contraria. Son verdaderos dilemas emergentes una y otra vez.
La mayoría de las veces somos capaces de encontrar las soluciones oportunas. Sin embargo en otras nos sentimos en un atolladero, en un callejón sin salida. El motivo es que el diálogo con los otros es complicado, que la realidad es demasiado difícil o que no podemos lidiar con nuestro mundo interno y tomar decisiones, entre otras razones. En estas ocasiones el encuentro con un psicoterapeuta ayuda a la resolución de conflictos, con independencia del origen de los mismos; la terapia facilita el acuerdo entre las personas y que el individuo tome sus propias decisiones con libertad.
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